Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

jueves, 13 de enero de 2011

La princesa

A él le gustaba escribir cuentos. A ella le gustaba vivirlos. Hizo de él su paladín forzoso rescatándola de dragones encarnados en porteros de discoteca. Siempre tuvo una curiosa habilidad para perder zapatos por doquier y aunque no se llama Alicia adora viajar al País de las Maravillas.
Últimamente pasa tanto tiempo allí que él se ha visto obligado a encerrarla en una torre de oro, como aquella Rapunzel. No hay trenzas para llegar a ella. El Diazepam hace las veces de escalera.

Blog: Palabras Preci(o)sas

6 comentarios:

Maite dijo...

Estas son las princesas actuales, atiborradas a Diazepam. Abrazos.

Luisa Hurtado González dijo...

Es bueno y duro. Me encanta como has buscado y encontrado puntos de conexión con los cuentos infantiles que todos conocemos.
Es algo que me encanta, siempre.
Abrazos.

Sergio DS dijo...

La princesa se convirtió en rana.
En realidad ese el verdadero cuento.

Unknown dijo...

Las princesas químicas pueden curarse con un ayuno de agua y quitarse de la cabeza que el mundo tiene que ser fácil.
Las grandes obras no fueron construídas por gente que se sentía bien todo el tiempo.
Solo los mercaderes de químicos y sus asociados se benefician de propagar éstas curas, hay que saber enfrentarse a la ansiedad, es nuestra.

puri.menaya dijo...

¿Y no será él quien necesite el Diazepam para encontrarse con sus sueños? A quien le gusta vivir los cuentos busca la aventura en la vida: Otros se refugian en los cuentos para no querer vivir

Sara Nieto dijo...

Supongo que todos tenéis vuestra parte de razón.
El caso es que es difícil vivir una vida tan prosaica y vulgar para alguien tan soñador.

Gracias a todos por vuestros comentarios,

Sara

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.