Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

viernes, 18 de noviembre de 2011

EL FRUTO DE SU TRABAJO.

Siempre que se presentó en público recibió tomatazos. En un principio lo tomó como parte del oficio y se llevaba a casa los tomates para platillos diversos, hasta que hartó a la familia con éste alimento y lo echaron para siempre.
Ahora la tomó contra la humanidad, como tantos lo han hecho y siguen haciéndolo; por si no se han dado cuenta ; y subió al escenario y al llover las frutas y verduras comenzó por arrancarse la cabeza y lanzarla al respetable y luego una mano, y una pierna y el resto del cuerpo se los fué sorrajando en la cara.
Al final sólo quedaron sus pies y éstos salieron tranquilamente sin que nadie lo notara.

14 comentarios:

montse dijo...

Eso es entrega absoluta a pesar de las contrariedades... quien pudiera! :)

Humberto Dib dijo...

Carlos, eres el Rey de El Microrrelatista, cuando menos lo imagino hay un texto tuyo. De hecho había entrado para leer algo de Dr. Krapp o Caboclo (como decía en el cronograma) y me encontré con "El fruto..."
Bueno, pero la sorpresa fue buena, pues no sólo te considero un amigo en la distancia, sino que también nos dejas un texto muy imaginativo.
Un abrazo.
HD

Kum* dijo...

Siempre hay quien no admite una crítica.

Saludos, maestro.

alp dijo...

A tomatazo limpio..jejeje, por lo menos dulzon..un abrazo desde Murcia..seguimos...

Unknown dijo...

Gracias por sus visitas a leer éste texto que siento que simboliza uno de tantos paraísos perdidos que ocurren en la vida.
No me considero rey de aquí en modo alguno, sino meramente un autor en un ejercicio por mejorar sus propias letras.
La crítica siempre es buena pues nos hace ver la diversidad de reacciones y gustos.
Ya queda a criterio de quien la recibe aceptarla como válida o no.
Aunque si la crítica es constante debe agradecerse pues significa que nos leen.
Y debemos mantener la conciencia básica de que una vez que publicamos hemos quedado expuestos al universo de las opiniones, y no es obligación que todas sean elogios; y por otro lado si llegamos a fallar, recordar que hasta el mejor torero tiene una mala tarde.

Rosa dijo...

Nos cuesta aceptar las críticas, pero es imposible gustar a todo el mundo...

Besos desde el aire

Pedro Sánchez Negreira dijo...

A mi, esos pies qu,e se marchan me dejan la sensación de que lanzando su cuerpo al público ha acabado por perder su alma.

Buen trabajo, Carlos.

Un abrazo.

Alfonso Carabias dijo...

Buen relato y buen comentario Carlos. Sigue así.

Un saludo.

Towanda dijo...

Demasiado entregado.
Quizás hubiera debido tomarse las cosas con cierto humor y encajar las críticas.
Lo de encajar las críticas es algo a lo que nos deberían enseñar desde niños...

Tu comentario, tan estupendo como tu micro.

Un abrazo, Carlos.

PD: Te lanzo dos tomates, como premio.

Elysa dijo...

No aceptar las críticas le dejo tan solo los pies o más bien nada...

Besitos

Paloma Hidalgo dijo...

Perderse a sí mismo es un precio muy alto, incluso si los pies siguen pisando la tierra.

Un saludo

josé manuel ortiz soto dijo...

Carlos, creo que el texto se puede hacer más ligero, por ejemplo suprimiendo "para platillos diversos", "con este alimento", "como tantos lo han hecho y siguen haciendo; por si no se han dado cuenta" (que me parece una opinión del autor sobre la voz narrativa) y "sorrajando en la cara". También intentaría jugar con otro tiempo, pues el uso del pretérito perfecto suena mucho (demasiada rima). Porque la idea es muy buena. Me gusta.
Saludos.

Unknown dijo...

Gracias por todas sus visitas y comentarios, sentí que los sobrantes jugaban dentro de lo surrealista de la situación, y un poco el gusto por saltarme los cánones, y agregarle un aderezo a los tomates.

Anónimo dijo...

Jaja, me fascina como encajan el título y la primera oración. Sería un magnífico hiperbreve. ¡Un abrazo!

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.