Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

martes, 29 de noviembre de 2016

Nocturno. Claudia Sánchez


Nocturno

Se vistieron con la vergüenza de Adán y Eva después de probar la manzana. Ignorantes del mandato original, nunca supieron que habían conocido sus paraísos particulares, y partieron, cada uno por su lado, con la creencia de merecer el infierno.

Autora: Claudia Sánchez
Blog: Cortitos

lunes, 28 de noviembre de 2016

El pajarito. Alberto Flecha


El pajarito

Mamá abre la puerta y tira de mí para entrar en la sala grande. Es una sala con un suelo de baldosas oscuras, sin dibujos, donde destacan muchísimo mis asquerosos mocasines blancos. Por cada paso que doy, recibo una instrucción. No tocarme el flequillo. Ponerme recto. Levantar la cabeza. Saludar al primo y no olvidarme de preguntar por sus niños que sacan unas notas buenísimas en las escolapias de Vitoria (no como yo que sólo hago que dar disgustos). Sentarme. Sonreír. Poner buena cara. Y, sobre todo, tener muchísimo cuidado de no ensuciarme el traje blanco, que es carísimo. Es entonces cuando levanto la cabeza y me acuerdo con pavor del pajarito. Y, en ese momento, siento el líquido espeso que está empezando a correr por el puño crispado que tengo dentro del bolsillo del pantalón.

Autor: Alberto Flecha
Blog: La caja

sábado, 26 de noviembre de 2016

Manos manchadas.- Iván Teruel


Manos manchadas.

La mujer de las ojeras le dice al hombre del gesto aséptico que insista cada día, que se las lave a conciencia a ver si aquello desaparece. Él obedece y se aplica con una minuciosidad de cirujano, casi con sevicia. Sin embargo, la mancha parduzca, a tramos cenicienta, que se extiende por dorso y palmas, sigue ahí, con una terquedad insolente. Tres, cuatro, cinco minutos de ritual. Solo para complacer a su esposa. Sabe que la mancha permanecerá. Sabe cuándo surgió. Sabe cómo desaparecería. Sí, lo sabe. Solo espera que ella no lo acabe relacionando con sus últimas excusas y  disimulos, con su llegada a altas horas, con aquellas bolsas de basura por las que el otro día le preguntó preocupada.

Autor: Iván Teruel 

viernes, 25 de noviembre de 2016

Los libros de Luisa Hurtado González

Los libros de Luisa Hurtado González

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En un mundo de telépatas en el que todos sufren la exposición constante de sus pensamientos y no pueden evitar oír las ideas de mentes que les son ajenas; en ese mundo opresivo vive Risak.
Renunciando al amor, Risak irá en busca de su sueño: trabajar en la Biblioteca de los Pensamientos Útiles, pero pronto descubrirá la amarga verdad y, lo que es peor, la persona que ha tenido el valor de abrirle los ojos desaparece en lo que parece un castigo ejecutado por los blancos, funcionarios de élite con los que el gobierno intenta perseguir y eliminar el terrorismo de ideas.
Así se inicia su historia y su transformación, tras las cuales Risak habrá dejado de ser el que era y ya no volverá a ver su mundo igual. 
Cómpralo AQUÍ




Carlota, una brujilla que todavía no sabe hacer magia y que tiene prohibido entrar en el laboratorio de su madre, verá como cambia todo cuando conoce a Glup, un fantasma tan novato como ella.

Cómpralo AQUÍ


(continuación de "La brujilla Carlota")
Carlota empieza a ir a la escuela, Glup averigua qué quiere ser de mayor; pero no hay nada como tener buenos amigos que te ayuden cuando surgen problemas.

Cómpralo AQUÍ

jueves, 24 de noviembre de 2016

Transformación. - Alberto NiñoCactus


Transformación

Pensaba que si la vida pudiese dar marcha atrás, si fuese posible cambiar los errores, todos nos convertiríamos en cangrejos. Él, decía, al menos lo había intentando, aunque tan solo se quedó en ermitaño.

Autor: Alberto NiñoCactus
Blog: Borrón y cuento nuevo
Pintura de Wilmer Colorado Palencia

martes, 22 de noviembre de 2016

El Pacto. - Yolanda Nava Miguélez



El Pacto. 


El diablo, muy elegante de terciopelo rojo y raso negro, llegó tarde a la cita. Se excusó, impúdico: “demasiado tráfico aquí en el centro, debimos quedar en tus dominios que están menos transitados". Dios, -paciente-, guardó silencio mientras tensaba los pliegues de su blanca túnica. El todopoderoso pidió un menú muy frugal, el del averno encargó las más deliciosas viandas regadas con selectos caldos. En los postres entraron en materia: -Me lo quedo a cambio de que me dejes libre el paso del Purgatorio a la Tierra eternamente. Es un atajo que me viene muy bien ahora que hay tanto trabajo por allí. Arguyó -exigente-, el maligno. Dios, haciendo gala de su lenidad, accedió. Cualquier cosa con tal de perder de vista a aquel político que estaba revolucionando el cielo con sus ideas, hasta los ángeles estaban asociándose y creando sindicatos. Todo por culpa de Pedro, últimamente se le colaban individuos de dudosa reputación, con historiales hábilmente falsificados, tendría que plantearle la jubilación, demasiados años de servicio. Estaba mayor. Después de firmar el acuerdo, Lucifer se fue al baño. No volvió. El camarero le pasó la cuenta a Dios. Como siempre.


Autora: Yolanda Nava Miguélez

lunes, 21 de noviembre de 2016

Etérea. - Sara Nieto Yuste


Etérea.

  Abrí los ojos. Tenía una sensación extraña. No conseguía centrarme. Era como si estuviera borracha, todo me daba vueltas. Pero me sentía ligera como la brisa, suave como una pluma. Me miré las manos y eran translúcidas. Me miré el cuerpo y era humo. Era sólo esencia, sin forma, libre, etérea. Curiosamente me sentía feliz, tan feliz que daba vueltas sobre mí misma, como un remolino. De repente oí un ruido, como un gemido. Busqué con los ojos que ya no eran ojos el lugar de dónde procedía. Entonces me dí cuenta de que aún estaba en mi habitación. Sin embargo no estaba donde debería estar: flotaba en el techo. Desde allí vi algo que al principio no entendí. Él, mi amor, estaba sentado a los pies de la cama, la cabeza hundida entre las rodillas, las manos crispadas. Sollozaba y mascullaba algo ininteligible. Yo estaba tumbada, inmóvil, mi cara tapada por la almohada.

Autora: Sara Nieto Yuste

jueves, 17 de noviembre de 2016

Un misterio. - Gemma Pellicer


Un misterio

Aquella señora que acude a desayunar se ha sentido de pronto atraída por uno de sus clientes habituales. Como si la sonrisa sofisticada, aunque de pocas luces de ella, hubiera encontrado perfecta réplica en el gesto adusto y la inteligencia afilada de él. De igual modo, el señor en cuestión lleva días experimentando una profunda nostalgia por esa sonrisa inexplicable. Así las cosas, es muy probable que antes de atreverse a ir más allá, ambos se dediquen a conocerse y a buscar argumentos de peso: él por motivos obvios, ella por justificar ante sus amigas una predilección tan poco comprensible, además de impropia. Lo que ambos ignoran -en cualquier caso- es que ese arraigado sentimiento mutuo no variará ni un ápice, otro misterio mayúsculo, durante los próximos cinco años en que sigan tratándose, ya sea en los encuentros fugaces en el bar de siempre antes de dirigirse al trabajo, ya durante las conversaciones algo más sostenidas que entablen por la noche cada vez que su pasión se lo permita. Sólo cuando la relación llegue al equinoccio del sexto año, habrán aprendido a mantenerse en el filo de un extraño equilibrio. Aunque todavía no lo sepamos, es muy posible que a partir de entonces el señor melancólico de esta historia se sienta atraído súbitamente por aquella otra señora también estupenda, que decían nuestros padres; la que justo ahora parece estar mirándolo con descaro y arrobo a un tiempo, tampoco sabemos por qué.


Autora: Gemma Pellicer.


martes, 15 de noviembre de 2016

En el cielo la respuesta. Yashira Martínez Montero.


En el cielo la respuesta

"El final de cualquier anochecer la sorprenderá tejiendo sueños frente a la luna", pero la luna llena nunca la sorprenderá, huye de ella, ni la mira siquiera. 
Hace dos años ya, desde aquella noche en el Monte de Cenizas. Eran ocho los amigos que salieron a disfrutar de una espléndida temperatura. Tan sólo ella pudo regresar. Uno tras otro se fueron perdiendo, se evaporaron en medio de la arboleda. Durante semanas salieron a buscarlos, ni rastro de ellos... 
No recuerda nada. Cada noche pregunta a la luna a ver si ella le puede contar. Pero cuando el plenilunio se acerca, se esconde bajo la cama... Y en su mente sólo una imagen... Una luna inmensa que se acerca y se traga todo lo que encuentra. ¿Por qué a ella no se la llevó?, Se pregunta. Mientras se rasca inquieta una extraña marca que le crece en la espalda.

Autora: Yashira Martínez Montoro
Blog: Te cuento
Pintura: "Luna llena" de Kauai, Hawaii Donia Lilly

domingo, 13 de noviembre de 2016

El libro de David Moreno Sanz



microSeñales de Humo. Microrrelatos.- Compra AQUÍ

Han dicho de este libro...



Manuel Montesinos123 microrrelatos que transitan en ocasiones, entre caminos de reflexión, senderos de humor y escenarios surrealistas, otros atraviesan neblinas de aquello que parece que tienes, pero no posees y a veces, nos sitúa en el interior de nosotros mismos... reseña clic aquí.
Patricia Richmonddestacan por una característica común, la belleza de lo breve, la sorpresa nos espera en historias que acaban por armarse en nuestra conciencia, sobre lo cotidiano, lo fantástico y hasta lo sobrenatural de nuestras vidas... reseña clic aquí.
Francisco José Segovia Ramosseñales directas, concisas, claras y contundentes, que posibilitan una relectura y reinterpretación... reseña clic aquí.
Elena Casero Viana, quiero destacar la manera de utilizar la crueldad disfrazada de ternura, la que utilizamos los mayores para atraer la inocencia, los 123 relatos dan para abarcar mucha variedad de temas, juega con el miedo, la intriga o el desasosiego... reseña clic aquí.

Un ejemplar tiene el honor de acompañar a grandes autores del género en la Biblioteca de Barberá del Vallés Esteve Paluzie, clic aquí




Compra AQUÍ



sábado, 12 de noviembre de 2016

Tacto. - Carmen Martínez Marín


TACTO

Las copas titilan entre los silenciosos brillos del aparador. Oyen la llave y dejan de temblar. Saben que pasará su mano por ellas, se estremecerán. Sobre la mesa siempre un ramo de claveles, el libro, un cuaderno y un buen caldo… Conocen su tacto dulce, como ella sabe bien, cuando él la transporta de la cama a la silla de ruedas cada día. Hoy, escribiremos.

Autora: Carmen Martínez Marín

viernes, 11 de noviembre de 2016

De hermenéutica. Elisa de Armas


De hermenéutica

La era del Rey Pelícano, anunciada por antiguas profecías, coincidió con el comienzo de su reinado. Los adivinos de la corte interpretaron que el pelícano, ave que se hería el pecho con su propio pico para alimentar a sus hijos, simbolizaba el amor y la generosidad y él, siguiendo sus inclinaciones naturales, hizo honor al sobrenombre: luchó contra la prepotencia de los nobles, supervisó los tribunales para evitar injusticias y, en épocas de hambruna, no dudó en vaciar el tesoro de palacio para socorrer a los desfavorecidos. Hasta el día en que su primogénito le abrió el tórax de un tajo y compartió con sus secuaces la sangre, aun caliente, que manaba de la herida. Se iniciaba la era del Rey Vampiro. Esta vez el pueblo no tardó en desentrañar por sí mismo el significado del apodo.

Autora: Elisa de Armas
Blog: Pativanesca

jueves, 10 de noviembre de 2016

Abrazos. José Mª González Serna


Abrazos

Papá siempre está abrazando a mamá. Incluso cuando llega tarde del trabajo y trae agarrado en el pelo ese olor rancio, como de cerveza o pis de gato, lo primero que hace es buscarla y darle un enorme abrazo de oso. Mi amigo Fran se ríe mucho y me dice que sus padres no lo hacen. Cuando el suyo llega de madrugada prefiere acariciar a la madre en la mejilla y cuenta Fran que a ella debe darle mucha vergüenza, porque el colorado no se le quita en varios días; pero que también le gusta, porque de vez en cuando se toca la  cara con la mano y pone ojos de recuerdo. Mis papás sólo se abrazan y no hay colores rojos en sus cuerpos ni caras de hacer memoria. Por eso me pongo un poco triste cuando los veo por la noche, rodeándose con los brazos y diciéndose muy bajito en el oído que se quieren, sin caricias en las mejillas, como los padres de Fran.

Autor: José María González Serna (Caboclo)
Blog: El blog oculto de Caboclo

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Las cebollas. - Gabriel Bevilaqua

                           

Las cebollas

Pelar y cortar cebollas no es una tarea fácil. Hay que tener cierto amor por las lágrimas. Cierta profesión lacrimógena. No era su caso! Pero estaba obligada; su marido, tenía tres pasiones: el alcohol, golpear a diestra y siniestra cuando estaba borracho, y, por supuesto, las cebollas. Quizás, por eso, las odiaba tanto. Ella quería reír, reír despreocupada como la niña que nunca había dejado de ser… Y tenía que llorar, llorar por los golpes y llorar por las cebollas. Ella, que odiaba tanto llorar y lloraba a mares. Si con sólo ver las cebollas ya empezaba a lagrimear, como si una mano extraña le abriera un grifo en los ojos. Y hoy, no sabía por qué, lloraba más que nunca. Por eso, cuando los insulsos borrachines amigos de su marido y la madre de éste, llamaron a la puerta y la encontraron bañada en lágrimas, creyeron que lo sabía... Su esposo, en una última hazaña alcohólica a fondo blanco, se había caído hacia atrás, desnucándose. Sintió que una risa, esa risa que creía perdida, pero que siempre había vivido en ella, le florecía desde lo más recóndito del alma, como un pájaro de luz. Sin embargo, sólo lloraba, lloraba con tal profusión, a lagrimones de elefante, que todos los secuaces del difunto quedaron conmovidos. “¡Qué mujer!”, dijo uno; “¡y a pesar que la golpeaba tanto!, esgrimió otro; “¡increíble!”, sentenció la madre. De más está decir que, desde aquel día, ella dejó de odiar a las cebollas, y que, pelándolas, jamás volvió a llorar, sólo a reír, reír, reír...


Autor: Gabriel Bevilaqua

martes, 8 de noviembre de 2016

Carne de cañón.- Daniel Fernández Langeber


Carne de cañón.


No hace frío. Un sol más grande de lo habitual se alza como un dios en un cielo completamente raso. La sombra de algunas aves se proyecta sobre la tierra, manchándola con su oscuridad. Ondean las hojas de los árboles como banderas que esperan que les juren lealtad, pero nadie se levanta. La hierba, empapada en sudor, cambia el rocío por gotas de sangre que brotan de los incontinentes cuerpos. Y reina el silencio; digno guardián de un improvisado cementerio en el que las vainas metálicas de las bombas hacen la función de lápidas sin nombres. Huele a carne.

Autor: Daniel Fernández Langeber
Cuadro: Batalla de Gettysburg por Currier e Ives

lunes, 7 de noviembre de 2016

Comisaría. - Enrique Páez




Comisaría

Sueño que me torturan, que me arrojan por la ventana del quinto piso de una comisaría y caigo al vacío. Me golpeo contra el suelo y sé que no estoy muerto, pero tengo demasiados huesos rotos como para poder levantarme. La humedad de la cara debe ser sangre caliente, pero despierto y reconozco a Bongo, mi peludo husky, que me lame el rostro tras caerme de la cama. La misma pesadilla de siempre. Me relajo y respiro hondo. Con los ojos cerrados noto una especie de lluvia caliente sobre mi cara. Qué extraño. Abro los ojos y veo a cuatro policías orinando sobre mí. Me espabilo del todo y reconozco por fin el patio interior de la comisaría.

Autor: Enrique Páez

sábado, 5 de noviembre de 2016

Reflejo. - Jesús Esnaola Moraza


Reflejo


Despierto en el lado de la cama contrario al que me acosté. Parece que la noche fue más movida de lo que recuerdo. Me levanto sin despertar a Bea y me sirvo de la cafetera que dejé hecha ayer. Después voy al baño, me lavo la cara y me miro en el espejo. Cojo la cuchilla con la mano izquierda, para afeitarme, pero me detengo y me miro las manos, extraño. Veo a mi doble al otro lado del espejo y decido, de momento, fingir que soy su reflejo.

Autor: Jesús Esnaola Moraza

viernes, 4 de noviembre de 2016

Viva el consenso. - Manuel Ferrero



Viva el consenso.

Julián se ha hecho vegetariano. Eso no sería importante si fuera un socio más, pero, como  presidente de la Asociación ibérica del chuletón, nos deshonra. El asqueroso comeberenjenas se niega a dimitir. En las cenas come rábanos.
- Podemos cohabitar - Sonríe.
No imaginaba nuestra reacción al destituirle ¿Esperaba quizás un banquete de  homenaje? Le encerramos en el comedor con un tigre hambriento:
- Ahora sabrás como se siente un chuletón.
Julián ni se inmutó. Permaneció tranquilo durante una hora sin decir  palabra, ni pedir auxilio. Al abrir la puerta el tigre estaba manso a sus pies, mientras comía lechuga.
- Veis, podemos cohabitar.


Autor: Manuel Ferrero.
Blog: Cuentos y semillas

jueves, 3 de noviembre de 2016

Canguros. Elena Casero




Canguros

Ahí están, sentados en el sofá desde hace un par de horas. Mohínos, con la mirada gacha, incapaces de pronunciar una sola excusa, asintiendo atónitos a las agrias palabras de su hija.
Que si la sopa estaba caliente, que si la siesta, que si no tenéis cuidado con el columpio.  Un caudal de reproches. Se miran sin comprender qué ha sido de aquel rostro angelical, de aquella sonrisa luminosa, de aquella niña que parecía tan dulce  y cuyas fotos están repartidas por toda la casa. Y recuerdan sus desvelos, sus cuidados, su dedicación.
Y, sin poderlo evitar, observan temerosos a ese pequeño energúmeno, ese calco, que ya les amenaza con el biberón.

Autora: Elena Casero.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.